viernes, 21 de diciembre de 2007

Reflexión sobre un concierto

Hay reflexiones que mejor hacerlas en caliente, para que los sentimientos propios del momento no se vean modificados por la frialdad del paso del tiempo.

La noche comenzó especial: prueba de sonido como nunca, con técnico de lujo, un Manolo Tena (el de verdad) que me acompañó mientras todavía el café estaba solo. Me enseñó qué era eso de la bossa real, no lo que yo habitualmente toco. Aunque lo que él no sabe es que más que la forma lo que me interesa, de verdad, es el fondo.

Después llegaron las personas que forman el público, los saludos y las ganas. Ganas que me devolvieron los nervios de las grandes citas, y yo ni corta ni perezosa opté por aceptar aquella en la que yo solita me había embarcado.

Luces, silencio y acción: comenzó la película de cantar, los nervios, las emociones, las sonrisas, y como siempre la sensación inexplicable de lo que significa el silencio y la explicación imposible de lo que significa un aplauso.

Se acabó, ya pasó, ya volverá un día como el de hoy; pero ninguno igual. Esta noche ha sido especial. Tan especial como cada uno de los que habéis estado, como cada uno de los que os habéis emocionado, como cada uno de los que habéis disfrutado.

Hoy me acuesto tarde, mañana lo notaré, esta noche mi sueño será más corto... pero no importa porque habré descansado con la sensación de unos aplausos que me han sabido a caricias.
¡Gracias a todos!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola artista!!
Bueno.. me ha encantado oírte en directo y además me ha despertado las ganas de volver a tocar pronto. Jo... y encima te quedan fuerzas para sentarte a escribir un rato en el blog. Eso es amar lo que uno hace!!

Besos
Fer

elenacases dijo...

¿Artista? Uy, eso es demasiado, pero gracias.
Un placer conocerte Fernando, y más en un concierto.

Un besazo.

Anónimo dijo...

Hola Elenita: (Al menos así era como te llamabamos nosotros en tiempos más remotos) Como me hubiera gustado verte alguna vez en concierto en vivo y en directo. Sigo conservando una grabación personal tuya que una vez le hiciste a dos amigas muy locas, no sé si te acordarás. Eran los tiempos en que el barrio de la Arganzuela bullía de fiesta en Septiembre, con la Melonera, y nuestra sangre y con ella nuestras hormonas también, y por ello que tantas historias que contar tenemos.
Aún sigo teniendo la esperanza de que algún día te podré ver en concierto, pronto, espero, pues deseo que me espere un futuro en la gran ciudad madrileña en la que vives.

Al menos ahora, con esto de las nuevas tecnologías con una mezcla de casualidad, sé donde encontrarte. Un abrazo desde Tavernes de la Valldigna, en Valencia.