Ahora que se me han acabado las vacaciones, devuelvo este blog al redil de lo cotidiano, que no de lo rutinario.
Quizá los viajes que más disfruto no son los más sedentarios, ni los más estrafalarios, ni los más originales, ni siquiera los más exóticos. Para mí, hasta el momento, los mejores viajes han sido aquellos que lejos de poder durar más, se me han hecho cortos, lejos de saturar las relaciones se han hecho con poca pero la mejor de las compañías, y lejos de dejarlo todo al azar, ha sido la adaptación de las necesidades y gustos las que se han amoldado según lo que se quería.
De este modo, este verano, he vivido un viaje intenso, corto, en la mejor compañía y adaptado al desarrollo de una afición que va mucho más allá del ocio: el ciclismo.
Podría creerse que a los aficionados de la bicicleta lo que más nos emociona es la victoria de nuestro ídolo en un Tour, que se diese la noticia de que los coches no fuesen meros espectadores de una señal de tráfico, sino que en carretera guardasen la reglamentaria distancia de 1´5 m, lo cual evitaría tantas muertes de deportistas provocadas a lo largo del año, que retransmitieran los mundiales de triatlón siendo un español el principal favorito y quedando subcampeón mundial, que existiesen más y mejores carriles bicis pensados para los ciclistas y no como campaña publicitaria de los partidos políticos municipales con mucho ruido y pocas nueces, etc.; Y en parte es cierto.
Pero además de las sensaciones que a nivel personal me reporta este deporte, uno de los mayores descubrimientos que en relación a él he podido realizar ha sido el de conocer (aunque sea a través de internet) al que considero el mayor “artista de la pedalada”: Álvaro Neil, El Biciclown.
Este asturiano de 40 años lleva desde el 2001 regalando sonrisas por los países más desfavorecidos. ¿Un loco que recorre el mundo en bicicleta con alforjas y una nariz de payaso? No lo creo; un loco no, un payaso que utiliza el viaje y la solidaridad como modo de vida.
Cada día nos levantamos con malas noticias, con crispación, con prisas… y me pregunto: ¿por qué no se hablará de esto en el telediario? Está claro, no vende, como anécdota sí, pero no vende como producto. ¿Por qué no vende lo bueno, lo bonito, lo barato...?
El caso es que me he encontrado este artista vía internet y he rastreado todo lo posible para conocer su experiencia antes de aventurarme a hablar de él; y.. ¡Qué gran experiencia!.
En su Web aparece de todo, desde una crónica semanal sobre la aventura presente (en este mismo momento, en el presente en el que escribo, lleva 37689 kilómetros, en 1010 días, alrededor de 31 países y disfrutando de El Cairo), las recetas que utiliza para aprovechar los alimentos, el material meramente necesario, el por qué de su proyecto MOSAW: “Miles de Sonrisas Alrededor del Mundo”, etc.
También se le puede conocer a través de su libro “Kilómetros de sonrisas” o del DVD que ha publicado llamado “El arte de Vivir”.
¿Las anécdotas? Mejor que nos las explique él, los aventureros son los que mejor narran sus propias experiencias.
www.biciclown.com
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