jueves, 25 de octubre de 2007

¿Cómo se mide la sensibilidad?

Hace un rato lo hablaba con una amiga. ¿Cómo se medirá la sensibilidad?

Existe una extraña sensación de romanticismo entendido como recogimiento en uno mismo, de algún estímulo captado sensorialmente, y que procede de algún lugar… ¡yo qué se! En realidad no se como explicarlo.

El caso es que hay determinadas personas que tienen la cualidad de ponerme los pelos de punta. ¿Situaciones? no, personas, las personas son las que crean las situaciones; bien sea por sus palabras en una conversación cotidiana pero que por ello no deja de ser interesante, bien por una fotografía, bien por un gesto, por una mirada o por una caricia, bien por una canción…

A veces recuerdo como en Sao Paulo recién llegados del carnaval de Río y con la excitación y convulsión personal que eso produce, una de las personas con las que compartí esa inolvidable experiencia le dio al play del reproductor de audio y comenzó a sonar la canción “Niños” de Pedro Guerra. Es probable que la hubiese escuchado varias docenas de veces desde que me compré el CD, pero esa vez fue distinto. A medida que comenzaron a sonar los primeros acordes y se comenzaron a articular las primeras palabras, las tres personas que estábamos en el salón de aquella casa enmudecimos, para dejar paso a la emoción propia de estar escuchando el fiel reflejo de una realidad recién vivida. ¿Cómo se puede convertir una canción en el nítido reflejo de un espejo?, o mejor dicho: ¿cómo una persona puede transmitir con ese realismo lo mismo que he sentido yo en otro momento? porque… ¿Pedro, no viajaste con nosotros verdad?

Es probable que si usted escucha la canción y no haya estado en Río de Janeiro no sea interpelado del mismo modo, pero a lo mejor sí de otro. Sin duda, para mí, esto es lo bonito de la vida y de la comunicación artística.

A partir de ese día comencé a escuchar la música de otra manera, a partir de ese día comencé a querer captar el arte desde otra perspectiva. No me veo capaz de valorar si mejor o peor, pero tengo la certeza de que hay cosas que han dejado de valer para emocionarme, aunque las que ahora me valen me hacen sentir mucho mejor.

Así que voy a responderme a mí misma: ¿Cómo se puede medir la sensibilidad? La sensibilidad no se mide, se recibe.

Buen fin de semana.

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