Una de mis profesoras de la universidad (probablemente una de las mejores que he tenido, por cierto) me sorprendió un día durante el transcurso de una de sus clases de Orientación Profesional dirigiéndose a mí para decirme que estaba claro que yo era multivocacional. Lo cierto es que en el momento me sonó un tanto exagerado.
Con el tiempo me he ido dando cuenta de que no sólo pueden ser ciertas las palabras de aquella fantástica profesora sino de que a todas esas vocaciones las podría denominar pasiones. Con la breve experiencia que tengo puedo decir que vocación sin pasión no conllevan a un desarrollo feliz personal, o al menos a mí no.
De mis pasiones confesables públicamente he estado disfrutando de tres de ellas durante los últimos días, mientras descansaba de otra (no piensen en el trabajo sino en el mundo de la Educación).
Quien me conozca bien sabrá que esas tres son: Viajar, Hacer deporte y el Arte (en cualquiera de sus expresiones). Y como podrán deducir, estos días he estado descubriendo nuevos lugares en el mundo. Claro está, que nuevos son para mí pero que son ampliamente visitados por miles de personas a lo largo del año.
Durante este mes he podido "re-correr" nuevas emociones en Vitoria y compaginarlo con correr por los Humedales de Salburua; contemplar el arte y la magia de Venecia, Pisa y Florencia, haciendo el último día en la ciudad de la Toscana un rodaje con el Puente Vecchio como testigo.
O descansando entre siesta, pizza, pasta y helados artesanales con el maravillosos ritmo de "voltear" a ritmo de pulsaciones El Prato della Valle, que no es otra que la plaza más grande de Europa ubicada en la encantadora, tranquila y amable ciudad de Padova.
Hace poco más de un año escribí una entrada titulada De lo espiritual en el arte, y tengo la suerte de poder aumentar y mejorar con el paso del tiempo dichas cuestiones pasionales, pero esta vez con la compañía de mi pasión menos vocacional y claramente confesada, que un día llegó para quedarse de manos de la suya propia.
Todavía queda agosto para largo, ni más ni menos que la mitad, así que habrá que aprovechar el mes que me pone años como se merece. Los Leo estamos de enhorabuena porque siempre tendremos para protagonizar uno de los meses en los que más se disfruta del año. El porqué a la vista está.
viernes, 14 de agosto de 2009
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